sábado, 5 de febrero de 2011

Mi musa es un clavel
en una mano extendida
Es agua cristalina,
alma transparente
tatuada en el brillo de sus ojos
Es rostro que emana
un suspiro intangible
Es abrazo perpetuo sin amarras
Su silencio, ¡oh su silencio!
es el rumor de una estrella fugaz
en una noche de pasión desbordada
Aunque me despedace por dentro
y sea sólo un lirio que crece a tu sombra,
humedeceré mis raíces en tu cuerpo,
calmaré mi sed absorbiendo la brisa que destilas.
Destinos que se encuentran
en el profundo murmullo del tiempo,
miradas que se reconocen
avanzando a su cautiverio entre
silencios
palabras
deseos
y promesas inciertas.
Contemplo tu cuerpo
afrodita nocturna
musa lejana
y encallo en el roce del deseo
Soplo en tu vientre
el incienso de mis versos
y te conviertes en arpa
donde sueñan mis dedos
Eres a mi alma
el árbol del paraíso
y me abrigo a tu sombra
como ave en su nido