Dicen, que al morir, el paraíso
será como uno lo imagina.
Por eso desde siempre, amor mío,
lo imagino cociéndome a tu piel
con hebras de oro
y tejiendo cada encuentro
con caricias ávidas de ensueños.
Lo imagino saboreando cada beso
húmedo que sale de tu boca,
donde me regalas tu aliento:
manantial de agua cristalina.
Si existe un paraíso, amor mío,
seguro sabe a tu recuerdo,
a tu mirada que me acoge, sin más solicitud,
que seamos siempre amigos.
será como uno lo imagina.
Por eso desde siempre, amor mío,
lo imagino cociéndome a tu piel
con hebras de oro
y tejiendo cada encuentro
con caricias ávidas de ensueños.
Lo imagino saboreando cada beso
húmedo que sale de tu boca,
donde me regalas tu aliento:
manantial de agua cristalina.
Si existe un paraíso, amor mío,
seguro sabe a tu recuerdo,
a tu mirada que me acoge, sin más solicitud,
que seamos siempre amigos.
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