Desde hace tiempo te dibujaba
en los contornos de mis sueños
Fuiste la que albergó
ríos subterráneos
donde yo era el ciervo que abrevaba en ti
Días eternos, musa imaginada:
mis manos te inventaban con precisión amorosa
convirtiéndome en un alquimista
mientras tú, allá en tu mundo de brisa y sal,
esparcías tu perfume a los ojos de la noche
¡Sí, existes! y eres más real
que este pensamiento que te piensa,
amor mío
martes, 9 de noviembre de 2010
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