EL POETA
Destilador sagrado
de fuegos
ancestrales,
agua en cántaro
de barro
que se derrama
a cuentagotas.
Árbol plantado
en el desierto,
donde la arena
sueña con el viento.
Contemplas
el mundo:
el vértigo vive
incendiando tus venas.
Te asombras
de lo bello
y del horror,
caminas
al filo del abismo.
Abres tus manos
como si fueras mendigo
de un incienso
que se eleva al cielo.
Habitas en el dolor
de los hombres,
y en el placer
perpetuo de los dioses.
Caminas y caminas
y el tiempo te duele,
deseas conocer
la esencia de las cosas.
El fuego te consume,
habitas cada rincón
de ti mismo:
cuerpo que se evapora
en el silencio del abismo.
jueves, 6 de mayo de 2010
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