miércoles, 22 de septiembre de 2010

Anoche tuve un sueño, amor mío.
Soñé que tus manos cristalinas
traspasaban mi cuerpo como un río de lava
para arrancarme de un tajo el corazón:
ritual místico donde soy tu esclavo
lágrimas de un niño inundado de ternura
tu perenne prisionero,
un Daniel en la jaula de los leones
que sabe que a pesar de la distancia
un flujo de amor de carbón encendido
lo protegerá por siempre.

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