miércoles, 22 de septiembre de 2010

Caminemos en sendas paralelas, amor mío,
cada quien con su nombre bien puesto
pero ofreciendo siempre al otro una sonrisa
y la palabra que acoge,
que disipa la bruma del camino.

Caminemos hacia la claridad
donde pueda ver tus ojos...
siempre tus ojos que me regalan
la divina frescura de tu compañía
en este tiempo que no es tiempo,
sino eternidad que brota
en cada abrazo compartido,
en cada palabra,
en cada silencio de este microcosmos
tuyo y mío... sólo tuyo y mío.

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