miércoles, 22 de septiembre de 2010

Soy roble que hunde su raíz
en la tierra abonada de tu verbo.
Bailan mis hojas al compás del viento
que llega como un eco de tu alma.

Eres mi savia, mi alimento
sol que me nutre lejano en su fuego,
clorofila cuando me nombras
y sé que duermo en tu deseo.

Pon tu morada... descansa a mi sombra
que mis flores caigan silentes
a tu cuerpo.
Abrázate desnuda a mi tronco,
confúndete en la brisa
que espera este roble cada mañana.

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