martes, 9 de noviembre de 2010

Desde hace tiempo te dibujaba
en los contornos de mis sueños
Fuiste la que albergó
ríos subterráneos
donde yo era el ciervo que abrevaba en ti
Días eternos, musa imaginada:
mis manos te inventaban con precisión amorosa
convirtiéndome en un alquimista
mientras tú, allá en tu mundo de brisa y sal,
esparcías tu perfume a los ojos de la noche
¡Sí, existes! y eres más real
que este pensamiento que te piensa,
amor mío

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