martes, 9 de noviembre de 2010

Recostarme desnudo en la hierba
mientras llueve,
y morir refrescado en la pureza
de tu amor,
desvanecerme lento en la tierra con tu aroma.
Morir pensándote.
Morir imaginando que cada gota de lluvia
son tus dedos que escriben en mi cuerpo
el diluvio de tu alma que me llama,
el diluvio de tus besos que me esperan
más allá del sueño que es vivir.

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