miércoles, 15 de junio de 2011

Cuando el padre llegó a la celda donde estaba su hijo y estuvo frente a él, le dio una bofetada seca, rotunda. “Contraté a un abogado no para que te saque, sino para que tu sentencia sea justa”, le dijo. Y dicho esto sus lágrimas empezaron a caer. “Cuando salgas de aquí, te estaré esperando con el mismo amor de siempre y juntos, si tú quieres, empezaremos de nuevo”. Y sin decir más, salió de allí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario